(Disculpen lo grotesco de la foto, sí soy yo) |
A veces es inevitable no odiarse por algún motivo que se desconoce. Se puede incluso estar sin la necesidad de ser; poner la cabeza en cualquier lugar desconocido o imaginado. Así transcurren los días: las horas no dejan mucho para ver, la mente con un estado anímico lamentable se hace así misma lo que hay de ser y llega algún extravagante escape, cualquiera.
Hay sobre este planeta personas extrañas, que carecemos de una concesión con el resto de las ambigüedades que caminan por las calles. Somos una especie de burbuja, de excepción; al caminar vamos dando tumbos, algunos con la esperanza absorta de ser diferentes, con alguna proyección estatutaria de su ser, pero sin excluirse nunca de su falta de tacto para encajar. Todas estas personas carecemos de cuerpo, porque nos hemos puesto como meta la invisibilidad, detrás de libros, de pinturas, de sonidos rítmicos o no, siempre hay un escape, cualquiera.
No es extraño entonces, encontrarse hecho pedazos o no encontrarse.
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Poema