Salí camino a su casa, llevaba todo lo necesario para eludir excusas e incluso llevaba mi reloj para adelantarlo en caso de ser necesario. Las calles estaban grises, los papeles en el suelo parecían tener intenciones macabras. Largas calles interminables, sin importar la medida de distancia que se usara mi ansiedad lograba convertirlo en un camino enorme, aunque en realidad quedaba al doblar la esquina, costado melancólico donde lloré sin parar bajo la lluvia alguna vez y, no era tristeza, es que mis ojos se inundan con el invierno. Me quedé parado con silencio frente a la puerta, enmudecí con la esperanza de evadir cualquier casualidad o impulso de rendirme. La puerta se abría, nada pasó con lentitud, todo sucedía con la frecuencia habitual, pero después de verla sentí que todo mi preparación para el impacto fue en vano. Me saludó con una sonrisa molesta, no tolero su alegría cuando me muero de miedo. Una pequeña sala para no estar al comienzo, unos sofás de color pálido y fotos de personas que seguramente no existen, se podía deducir por el polvo que guardaban los vidrios. 

Me llevó a su cuarto para enseñarme una sorpresa, me tomó de la mano y me arrastró como seguramente lo harán en el purgatorio. La puerta de su cuarto no era exactamente rectangular, cosa que me alarmó inmensamente, las personas con puertas deformes suelen ser particularmente desordenadas. Luego de atravesar los obstáculos del suelo: las ropas, zapatos, cosméticos, hojas, libros, razones, discos, polvo, calcetines, pelos de gato y cojines, llegamos por fin a su armario que abrió como una bóveda secreta y desenfundo de un pequeño estuche una carta pequeña cerrada meticulosamente, la cual me dio para que leyera al salir de su casa. Algo muy particular en su habitación era el anuncio con letras grandes y móviles sobre la cabecera: "prohibido soñar con él o conmigo". En las afueras de su cuarto cerca a la montaña de ropas habían unos libros envueltos con papel rojo y un anuncio de advertencia: "peligro". Ella no era partidaria del sexo, dijo insistentemente, ya le había pasado en repetidas ocasiones que perdía su cordura y a veces el cuerpo, por eso abandonamos el cuarto entre sonrisas fingidas y una multitud de pasos incómodos para salir de su erótica trinchera, que valdría describir en detalle porque es común, letreros, una mesa de dibujo, una cama, libros que brotaban del suelo y muchos estorbos y un algunas notas rotas que se veían salir debajo de la cama. 

En el trayecto a la deriva después de salir de su cuarto sacó a relucir un tímido entusiasmo que desencadenó en una alerta temprana en mí, temo a las personas que dan sobresaltos porque me recuerdan la muerte; todo era para enunciar una lista de vinos que tenía, yo como un visitante culto y en una casa pequeña, porque hay que decir que su casa era limitada geométricamente, era imposible meter varios poetas porque seguramente terminarían escribiendo lo mismo, era imposible tener más de una idea en ese diminuto departamento, cosa acogedora, dejé que ella escogiera el vino. Como era de esperarse ella me pidió que lo abriera: no hay que olvidar que la virilidad de un hombre está siempre aprueba en el momento exacto de abrir la botella de vino, su tacto, su vigor y su estilo, de no hacerlo bien sabía que todo se vendría al suelo. En la cocina, buscaba algo para destapar el vino y pude ver que ella guardaba sus amores rotos junto con las especias de palabras extrañas, traté de enjuiciar la mirada y desviarla para evadir el bochornoso descubrimiento, destapé la botella donde ella pudiera verme de la forma más elegante y viril que me fuera posible mientras hablaba le preguntaba cualquier cosa. Serví las copas desde la cocina y fui en busca de ella que había desaparecido cuando comencé a limpiar el poco de vino que salpicó mi camisa gracias a mi torpeza, para mi asombro estaba sentada en el sofá, con un singular cruce de piernas (exquisita imagen) y una mirada insolentemente atrevida que perforaba cualquiera de mis sanas intenciones. 

Ya en la sala de estar (si llamarla así no resulta contradictorio), sin el suficiente alcohol logré sentir de nuevo su ausencia a mi lado, una de esas lejanías que se hacen de cerca, era un silencio incomodo que construimos, tal vez ella esperaba que le contara algo o le besara, yo sólo deseaba que aquel sofá incipiente se convirtiera en una cama para contarle alguna historia antes de dormir, antes de quedarnos inconscientes. Miré el reloj y no tuve la voluntad requerida para adelantarlo. Ella rompió el silencio, no podría decir con claridad lo que hablamos durante aquellas horas, entre copas de vino y recombinaciones de posturas en el sofá tuvimos conversaciones con temas indefinibles, conversación de amantes que quieren sacar a luz su vida en una oración con el afán de seguir al siguiente acto, conversaciones de personas que se pierden en sus palabras sin noción de tiempo y con el mínimo espacio posible (amontonados si es posible). 

Terminamos la botella y me fui a la puerta, donde continuamos sin motivo alguno la exención de nuestras oraciones, muchas sin sentido, pero dejábamos escapar peligrosas sonrisas picaras entre nuestro ya cercenado dialogo. Me despedí con la frialdad del caso y ella se abalanzó contra mí, me dio un abrazo donde podía percibir su cuerpo completo sobre el mío, algo imposible de omitir; me dio un beso en la mejilla, perdí la memoria inexplicablemente durante unos minutos para luego encontrarme en medio de la calle solo y, con una voz en la cabeza en la cabeza que me empujaba la mano en busca de su carta: no puedo dejar de mencionar que tenía tres sobres, uno dentro de otro y todos bien sellados, cada sobre y al final una pequeña hoja rasgada con una frase, era un todo un rompecabezas, pero después de leerlo en orden desde el primer sobre se lograba leer: “Para quien no recuerdo su nombre... es preciso que sepas mis negras intenciones... porque nada de esto es fácil y pretendo permanecer... siempre que no olvides que soy real.”.

Categories:

Leave a Reply

    About

    Este sitio web alberga mi blog con la idea de dar en divulgación algunas de mis observaciones o trabajos; también se puede encontrar los vínculos a las redes sociales donde pueden encontrar algo más de mí. Espero encuentre algo de su agrado. Gracias por su visita.

    Categorias